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Por qué a veces hay que parar.

DanzaSalud


En este artículo voy a explicar dos motivos importantes por los que bailar con dolor puede ser contraproducente.

1. Cuando un tejido se lesiona, tiene que curar.

Cuando hablamos de la curación o reparación de un tejido dañado, solemos nombrar una serie de etapas o fases: la inflamación, regeneración y/o cicatrización, y maduración.


Evidentemente, el tiempo de curación y la manera en la que ese tejido va a reparar (regeneración o cicatrización) dependerá de factores como la gravedad de la lesión, el tipo de rehabilitación, así como el tejido afectado.

Por ejemplo, no es lo mismo una fractura ósea que una rotura muscular. Al mismo tiempo, no es lo mismo un esguince grado 1 o leve, a un esguince grado 3 donde la cantidad de ligamento dañado es mucho mayor.


¿Qué pasa si sigo bailando tras haberme lesionado? Que habrá una lucha entre:

Tu cuerpo que está intentando curarte Vs. tú que no dejas de estresar ese tejido.

En definitiva, ese tejido no va a curar como debería y las consecuencias pueden ser, entre otras, un exceso de inflamación y/o la formación de una cicatriz dura y poco funcional.

Por eso debo respetar los tiempos de curación: y muchas veces eso implica dejar de bailar.

2. Es imposible bailar como tú quieres bailar si te duele algo.

¿Crees que es posible bailar con dolor? Cuando bailas con dolor, el movimiento que vas a ejecutar no va a ser el que tú quieres.

Por ejemplo, si te duele el dedo gordo del pie y tienes que bailar, ¿qué crees que pasará? Que sin darte cuenta y para no sentir el dolor, pasarás el peso de tu cuerpo a la parte externa del pie.


Y eso un día “no pasa nada”, pero si sigues durante días, esa sobrecarga excesiva e innecesaria sobre la parte externa del pie puede hacer que aparezcan otras lesiones. Y, además, puedes acabar fijando un nuevo patrón de movimiento: caminar sobre la parte de fuera del pie. Ese nuevo comportamiento de tu cuerpo se vuelve un hábito, creando más patología, más dolores y más lesiones.


Además, es importante ver el cuerpo como un único sistema. La afectación de una parte va a repercutir en el resto del sistema. En el caso anterior, si te duele el dedo gordo del pie y empiezas a caminar poniendo más peso en el dedo pequeño, no solo el pie se verá afectado, sino toda la pierna y toda la columna, produciendo compensaciones. Y tu cuerpo seguirá compensando para poder sobrevivir, hasta que al final ya no pueda más.

Dos problemas que veo en los bailarines.

1. Muchas veces esos dolores o esas limitaciones de tu cuerpo son mínimos. Y si no eres muy consciente y estás muy presente, no te das ni cuenta. Tu cuerpo va haciendo pequeños ajustes cada día, ajustes que ni tú eres consciente. Porque tu cuerpo no quiere que sufras. Tu cuerpo quiere que sobrevivas y para eso tiene que evitar que tú sientas el dolor. Y se va llenando el vaso. Hasta que un día le pides a tu cuerpo un extra: un ensayo más, una clase más o un grado más de amplitud en un movimiento, y como tu sistema de adaptación ya está saturado y no puede más: pam. Aparece la lesión sin causa aparente.


2. Aprendemos a vivir con el dolor y a verlo como algo normal, como si fuera parte de nuestra carrera. Pero el dolor no es normal. El dolor es la manera que tiene tu cuerpo de avisarte de que algo falla.

Entonces, ¿cuál es la solución?

Lo primero: escuchar a tu cuerpo.

Lo segundo: ponerle solución a tu lesión, dolor o molestia. Si no sabes qué te pasa: acude a un profesional.

A veces veo como entre compañeros nos queremos ayudar y a lo mejor un amigo te quiere ayudar y te dice la solución que le dieron a él hace 3 años. El problema es que su lesión no es tu lesión y su cuerpo no es tu cuerpo. Y a lo mejor hace 3 años no se sabía lo que sabemos a día de hoy. Porque las investigaciones siguen avanzando.

Lo tercero: si la solución a tu lesión es parar de bailar, para. Aunque en ocasiones, la solución puede ser simplemente: evitar ciertos movimientos, hacer ciertos ejercicios específicos, un vendaje funcional, etc. Pero esa solución solo la encontrarás si acudes a un profesional que te ayude.

¿Y si no puedo dejar de bailar?

Evidentemente habrá momentos a lo largo de tu carrera que vas a tener que convivir con el dolor: porque tienes una audición muy importante, porque hay un contrato o porque tienes que comer. Pero precisamente por eso: deberíamos reservarnos para esos momentos. Y el problema es que muchas veces veo estudiantes, que todavía no están trabajando, que se fuerzan a ir a clase o a ensayos, donde no les están pagando, por culpa o por “miedo” a lo que su profesor o sus compañeros piensen de ellos.

Aquí la figura del psicólogo es fundamental.

Asociamos parar de bailar a ser débiles y flojos. Pero parar no es de débiles ni de flojos, parar es de sensatos. De gente que mira más allá de una clase o de un ensayo. Parar es de gente extraordinaria que mira a largo plazo en su vida y en su carrera profesional. Personas que miran la película completa y no el fotograma.

Es importante bailar con vuestro cuerpo, no a pesar de él.

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